Cuando llega el frío, nada peor que encender la calefacción y notar que el radiador no calienta como debería. Muchas veces, la causa no es un problema en el sistema, sino simplemente la acumulación de suciedad y residuos que impiden que el calor se distribuya correctamente.
Aunque solemos limpiar pisos, muebles y electrodomésticos con frecuencia, los radiadores muchas veces quedan olvidados en la rutina de mantenimiento del hogar. Sin embargo, su limpieza es clave no solo para mejorar su rendimiento, sino también para evitar que consuman más energía de la necesaria y prolongar su vida útil.
En este artículo, te contamos todo lo que tenés que saber sobre la limpieza de radiadores de aluminio y otros materiales, cuándo conviene usar un aditivo para limpieza de radiadores, cuánto puede costar este mantenimiento y algunos consejos de expertos en higiene para hacerlo de manera segura y efectiva. ¡Tomá nota y asegurate de que tu calefacción funcione al 100 % antes del invierno!
Por qué es importante la limpieza de radiadores
Si bien los radiadores son esenciales para mantener los ambientes cálidos en invierno, muchas veces se pasan por alto en la rutina de limpieza del hogar. Sin embargo, su mantenimiento es clave tanto para su buen funcionamiento como para optimizar el consumo energético.
1. Mejora la eficiencia térmica
Cuando un radiador está limpio, el calor se distribuye de manera uniforme y eficiente. En cambio, si hay polvo acumulado en la superficie o residuos en su interior, el sistema necesita trabajar más para alcanzar la temperatura deseada. Esto genera un mayor consumo de energía y, en consecuencia, un aumento en la factura de gas o electricidad.
2. Reduce el consumo de energía y ahorra dinero
Un radiador sucio no solo calienta menos, sino que también obliga a la caldera o el sistema de calefacción a trabajar más tiempo y a mayor potencia. Esto se traduce en un mayor gasto de combustible, lo que impacta directamente en el bolsillo.
Dato clave: Un radiador con suciedad puede perder entre un 10 % y un 25 % de su eficiencia térmica. Mantenerlo limpio ayuda a reducir el consumo de energía sin necesidad de subir la temperatura del termostato.
3. Evita obstrucciones y prolonga la vida útil del sistema
Con el tiempo, los radiadores pueden acumular sarro, óxido y otros residuos en su interior, afectando la circulación del agua caliente. Esto no solo reduce su capacidad de calefacción, sino que también puede generar problemas más graves en todo el sistema, como pérdidas, corrosión o incluso la necesidad de reemplazar piezas.
Para prevenir esto, es recomendable purgar los radiadores con regularidad y, en algunos casos, utilizar un aditivo para limpieza de radiadores que ayude a eliminar depósitos internos sin dañar el circuito.
4. Mejora la calidad del aire en el hogar
El polvo acumulado en los radiadores no solo afecta su rendimiento, sino que también se dispersa en el aire cada vez que el sistema se enciende. Esto puede generar alergias, problemas respiratorios y una sensación de ambiente cargado.
Mantener los radiadores libres de polvo y suciedad contribuye a una mejor calidad del aire, especialmente en hogares donde hay personas asmáticas o alérgicas.
5. Evita ruidos molestos en la calefacción
Si escuchás ruidos extraños en tu radiador, como gorgoteos o golpes metálicos, es posible que haya aire atrapado en el sistema o acumulación de residuos en el interior. Estos sonidos no solo son molestos, sino que también pueden ser señales de que el radiador no está funcionando correctamente.
Purgar el sistema y realizar una limpieza interna periódica ayuda a eliminar estos ruidos y a garantizar un funcionamiento silencioso y eficiente.
Tipos de radiadores y su mantenimiento
No todos los radiadores funcionan de la misma manera ni requieren el mismo tipo de limpieza. Dependiendo del material con el que están fabricados y del sistema de calefacción en el que se integran, algunos acumulan más suciedad, mientras que otros pueden ser más propensos a la corrosión o a la formación de sarro.
A continuación, te contamos cómo mantener en buen estado los principales tipos de radiadores.
Radiadores de aluminio
Son los más comunes en hogares modernos, ya que tienen una excelente conductividad térmica y son livianos. Sin embargo, también pueden ser más sensibles a la acumulación de sedimentos en su interior.
Mantenimiento recomendado:
Para la limpieza externa, pasá un paño seco o ligeramente húmedo para retirar el polvo. Si hay suciedad acumulada entre las aletas, usá una aspiradora o un cepillo de cerdas suaves.
Para la limpieza interna, cada cierto tiempo es recomendable hacer un purgado del sistema para eliminar burbujas de aire que puedan afectar el rendimiento.
En caso de notar una disminución en el calor emitido, podés usar un aditivo para limpieza de radiadores, que ayuda a eliminar residuos y mejorar la circulación del agua en el circuito.
Radiadores de hierro fundido
Son más pesados y robustos, por lo que suelen encontrarse en casas antiguas o en edificios con calefacción central. Tienen una gran capacidad de retención de calor, pero su estructura con múltiples juntas y recovecos los hace propensos a acumular suciedad y óxido.
Mantenimiento recomendado:
La limpieza externa debe hacerse con un cepillo de cerdas medianas o un plumero para alcanzar las zonas de difícil acceso.
Si hay restos de óxido, podés eliminarlos con un paño humedecido en vinagre blanco o un producto anticorrosivo específico.
Para evitar la acumulación de sarro en su interior, es fundamental purgar el radiador periódicamente y, si es necesario, aplicar un tratamiento con productos desincrustantes.
Radiadores de panel de acero
Son una opción intermedia entre los de aluminio y los de hierro fundido. Suelen instalarse en hogares y oficinas, ya que combinan buena capacidad térmica con un diseño más compacto. Sin embargo, las aletas internas de estos radiadores pueden llenarse de polvo con facilidad, afectando su eficiencia.
Mantenimiento recomendado:
Para limpiar la parte externa, utilizá un trapo húmedo o una aspiradora con cepillo.
Para la limpieza interna, es importante purgar el sistema una vez al año, eliminando el aire atrapado que puede generar ruidos y reducir la capacidad de calentamiento.
Si notás que el radiador no calienta de manera uniforme, una limpieza interna con un aditivo especial puede ayudar a remover residuos acumulados en el circuito.
Radiadores eléctricos
Estos radiadores no dependen de un sistema de calefacción central, sino que funcionan con resistencias eléctricas que generan calor. Si bien no requieren purgado ni limpieza interna, la acumulación de polvo en la superficie puede afectar su rendimiento y seguridad.
Mantenimiento recomendado:
Limpiá la superficie con un paño seco o una microfibra para evitar la acumulación de polvo.
Revisá las rejillas de ventilación y pasales un pincel o aire comprimido para eliminar residuos que puedan bloquear la salida del calor.
Si el radiador tiene ventiladores incorporados, asegurate de que no haya obstrucciones que puedan forzar el motor y generar un consumo innecesario de energía.
Métodos para limpiar un radiador de forma segura
Mantener un radiador limpio es clave para optimizar su rendimiento y evitar problemas en el sistema de calefacción. A continuación, desde nuestra destacada empresa de limpieza te explicamos cómo hacerlo de manera efectiva y segura.
Limpieza externa: eliminá polvo y suciedad
Antes de empezar, apagá la calefacción y asegurate de que el radiador esté frío. Luego, pasá un plumero o paño seco para quitar el polvo superficial. Si hay suciedad acumulada, humedecé un trapo con agua y detergente neutro y limpiá con cuidado. Para las zonas difíciles, podés usar un cepillo de cerdas suaves o una aspiradora con boquilla angosta.
Limpieza interna: eliminá aire y residuos
Si tu radiador no calienta bien o hace ruidos extraños, es posible que tenga aire atrapado. Para solucionarlo, purgalo abriendo la válvula hasta que salga agua sin burbujas. Además, si notás acumulación de sarro, podés usar un aditivo para limpieza de radiadores, que ayuda a disolver los residuos internos sin dañar el sistema.
Evitar daños y accidentes
Nunca uses productos abrasivos ni herramientas metálicas que puedan rayar o perforar el radiador. Además, si la limpieza interna no mejora el rendimiento, consultá con un profesional para evitar daños en la instalación.
Preguntas frecuentes sobre la limpieza de radiadores
En A Fondo Higiene, sabemos que el mantenimiento de los radiadores es clave para asegurar su buen funcionamiento y optimizar el consumo energético. Por eso, respondemos algunas de las dudas más comunes para que puedas mantener tu sistema de calefacción en óptimas condiciones.
¿Cada cuánto tiempo se recomienda limpiar un radiador?
Lo ideal es hacer una limpieza externa cada 2 o 3 meses para evitar la acumulación de polvo y una limpieza interna una vez al año, especialmente antes del invierno.
¿Es necesario purgar los radiadores después de limpiarlos?
Sí, purgar el radiador ayuda a eliminar el aire acumulado en su interior, lo que mejora la circulación del agua caliente y evita zonas frías en la superficie del radiador.
¿Se puede limpiar un radiador sin desmontarlo?
Sí, la limpieza externa se puede hacer sin desmontar el radiador, usando un plumero, aspiradora o paño húmedo. Sin embargo, para una limpieza interna más profunda, a veces es necesario desmontarlo y utilizar productos específicos.
¿Qué tipo de radiador es más fácil de limpiar?
Los radiadores de aluminio suelen ser más fáciles de limpiar que los de hierro fundido, ya que no acumulan tanto polvo y suciedad en su superficie. Además, su estructura permite un mejor acceso para la limpieza.
¿Cuánto cuesta una limpieza de radiador?
El costo varía según el tipo de limpieza y el estado del radiador. En general, una limpieza interna profesional puede comenzar a partir de los 30.000$, dependiendo del servicio específico y la ubicación.
¿Qué pasa si no limpio mi radiador con regularidad?
La acumulación de polvo y suciedad reduce la eficiencia térmica, haciendo que el sistema consuma más energía. Además, pueden formarse depósitos de sarro y óxido en su interior, lo que puede afectar su funcionamiento y generar problemas en la calefacción.
¿Cómo evitar que el radiador se ensucie tan rápido?
Para reducir la acumulación de polvo, te recomendamos limpiar la superficie regularmente con un paño seco o una aspiradora. También es importante mantener la habitación ventilada y realizar un mantenimiento preventivo anual.